martes, 12 de diciembre de 2017


En Noviembre del 2017, en la ceremonia por bodas magisteriales, despedimos a un gran maestro, pero sobre todo una gran persona. el Prof. Javier Carpio Lopez, pero para grata sorpresa nos canto un mix de huaynitos y puso a bailar a todos los asistentes. Prof. Carpio nuestro mas grande reconocimiento y agradecimiento por la labor desempeñada en este su segundo hogar.
Insiginia de Lastenia Rejas de Castañon
Consta de tres colores:
Rojo, Blanco y Azulino
PROMOCIÓN 2017, Posando con nuestro Sub Director, Prof. Mario Hacho Quenta


Ceremonia de la Entrega de la Herencia Sagrada y Adios a las Aulas 2017

Nuestro Nacimiento visto de noche, hermoso

jueves, 16 de noviembre de 2017

DON PEDRO ALEJANDRINO DEL SOLAR GABANS (1829–1909)

Al margen de la tienda política al cual perteneció, y por el cargo de prefecto de Tacna que le otorgó su amigo y camarada don Nicolás de Piérola, a Del Solar le cupo, en última instancia, convocar a la participación de un contingente de milicias que aún tenía Tacna; entre ellos, pocos gendarmes, artesanos, agricultores y algunos civiles. Pues era notorio que el selecto cuadro de militares tacneños    habían sido destacados a Arica para la defensa de dicha plaza. Nos referimos al batallón Artesanos y los Granaderos.

Don  Pedro Alejandrino  Del  Solar Gabans, nació en Lima el 26 de noviembre de 1829, fue hijo de Juan del Solar Santisteban y Manuela Gabans. Fue hombre de Inteligencia clara y penetrante; percepción rápida; vigorosa intuición del deber; sentimientos de culto para la honra nacional, y, en fin, voluntad incontrastable para dar forma real a las ideas una vez concebidas. Doctor en Cánones, Matemáticas y Ciencias Naturales, fue catedrático a los 21 años, en junio de 1968 fue decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En 1860 fue diputado por la provincia de Pataz, en 1866 se le nombró magistrado del Tribunal Supremo de Justicia; en 1867 fue diputado por Catrovirreyna y senador en 1869.

En 1879, cuando el gran conflicto nacional estalló, se destacó como patriota y hábil político, sufriendo prisiones por protestar contra la dictadura, y siendo nombrado comandante militar del departamento de Tacna. En la guerra no fue solo el bravo soldado que pelea por la patria, sino un gran organizador de la defensa nacional. Tres veces fue nombrado presidente del Consejo de Ministros, y en sus últimas elecciones fue elegido vicepresidente de la república del Perú.

En 1880, Siendo Prefecto de Tacna, formó la División Nacionales de Tacna. Esta división estuvo integrada por los Gendarmes, quienes estuvieron a cargo

del coronel Napoleón Vidal; los Artesanos, la Columna Sama a cargo de Luís Pacheco de Céspedes “El Cubano”, Columna Agricultores de Para al mando del teniente coronel don Samuel Alcázar y población civil, todos como fuerte de reserva.

Del Solar, además  de pierolista, fue un asimilado  militar con el cargo de coronel de Guardias Nacionales, pero a diferencia de la mayoría de los partidarios del Califa, ungidos como jefes de unidades militares, él asumió con responsabilidad y entrega la tarea, pues organizó lo que algunos partes de guerra   e historiadores denominan La división los Nacionales de Tacna, y marchó al combate al frente del mismo como comandante general.

Después de la Batalla de Tacna fue Prefecto de Arequipa. En 1881 estuvo presente en las defensas de Lima.

Encargado de Negocios del Perú en La Paz, Bolivia (1881), y ocupó el cargo de Primer Ministro  durante el gobierno de Andrés A. Cáceres desde el 22 de noviembre de 1886 – 1887, Secretario del Senado, y Primer Vicepresidente

1890-1894 durante el gobierno de Remigio Morales Bermúdez. Fue tío de Víctor Raúl Haya de la Torre (Fundador del APRA). Ocupó el cargo, además, de Ministro del Perú en Madrid en 1892. Falleció en 1909.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

MOMENTOS DE LA COLUMNA DE AGRICULTORES DE PARA

Para nosotros después del estudio casi detallado de lo acaecido con los valientes agricultores, hemos tratado de resumir, seis momentos los mismos que consideramos de mucha importancia, los mismos que año a año tratamos de inculcar a nuestros jóvenes, estos son:

A.   Convocatoria:
Consiste en el llamado que realiza el prefecto de Tacna, Don Pedro Alejandrino del Solar, quien luego entrega el comando al Teniente coronel Samuel Alcázar. En aquella época, la mayoría de los agricultores trabajaban la tierra en la hacienda de Para, que en su gran extensión pertenecían a los Forero.

B.    Toma De Decisión:
La toma de decisión que realizan los campesinos en el seno de su hogar junto a sus esposas e hijos, de la difícil misión que tienen que desempeñar, cual es la de luchar por la tierra donde ellos han nacido.

Cuando los voluntarios pareños, viendo la coyuntura difícil de la guerra y a falta de soldados, dejan sus herramientas, y los cambian por el fusil, las prendas de campo por la indumentaria de guerra y marchan al lugar del combate donde han de dar duro apremio al enemigo invasor.

C.    Ubicación En El Frente:
Iniciado el combate, el grueso de la Columna Agricultores de Para se mantiene como cuerpo de reserva formando la División Nacionales de Tacna, y están ubicados entre el ala derecha y centro, comandadas por el almirante Lizardo Montero y Miguel Castro Pinto respectivamente, que luego refuerzan el ala izquierda de Camacho.

D.   Horas De Victoria:
Al promediar las 12 del día junto a otros aliados, la Columna Para arremete junto con los Zepita, el Arica, los Colorados, y otros batallones el ala derecha enemiga, logrando hacer retrocederlos, y consiguiendo varios momentos de victoria.

E.    Inmolación:

A raíz de que Leiva no llega con sus tropas y a la numerosa infantería enemiga, los cuerpos de Para sufren refriegas de la metralla y fuegos de fusilería chilena, con ayuda de su caballería, y caen luchando en el campo

PARTICIPACIÓN DE LA MUJER PAREÑA EN LA BATALLA DEL 26 DE MAYO 1880

Es destacable la participación de estas fieles mujeres para con sus esposos,  hijos y demás integrantes de la Columna de Agricultores de Para, quienes desde el 2 hasta el 26 de mayo de 1880, y aun después, asistieron con alimentos, ayuda y traslado de sus muertos.

Si pues, a pesar del clima otoñal y  de  frígidas  mañanas,  ellas jamás  dejaron  de  asistir a los valientes de Para. Ellas, con sus camisones de tocuyo, con sus faldas  teñidas con ayrampo y tejidas en colores característicos, ellas, con sus dos trenzas gruesas por su abundante cabello, ellas, con sus ojotas curtidas de cuero de llama, con sus sombreros rústicos de ovino, por último, ellas con sus llicllas que servían para llevar  los comestibles. Sí, Estas mujeres, en su mayoría de Para, de Tarata, de Candarave, de Ilabaya, de Alto Perú, etc., forjaron para las actuales generaciones, ejemplo de entrega y identidad nacional.

La   señora Sara Neuhaus de Ledgard admite, en su obra; Recuerdos de la Batalla del Campo de la
Alianza, la siguiente versión: “Al ingresar a Tacna el ejército invasor nos llamó profundamente la  atención, ver entre los hombres una mujer que venía con botas, kepí y sable. Era una célebre cantinera que había asistido a todas las batallas libradas contra nuestro ejército”. ¡Qué diferencia entre ésta mujer y las rabonas que iban detrás del ejército peruano; unas pobres cholas, valientes y resignadas que soportaban todas las fatigas de las marchas, prestando los servicios que les era posible dentro de su condición y combatiendo a veces al lado de los hombres, con los fusiles que arrancaban de las manos crispadas de los muertos!

Este párrafo nos dice claramente que la mujer de Para no solo asistió a los caídos, también ellas pelaron, ellas lucharon, ellas empuñaron un rifle y dispararon, seguramente murieron.

lamentablemente, la historia oficial peruana no rescata, el papel anónimo que cumplieron con nuestra patria dichas damas, ¿Será porque se menosprecia el status socio cultural a la cual pertenecían?, ¿Será porque eran aymaras, quechuas o por el limitado lenguaje español que poseyeron?

Sin lugar a dudas, la mujer tacneña, en especial la Pareña tuvo una labor   sacrificada sin agenda, sin libreto, sin premio ni registro y mucho menos sin estimulo del gobierno peruano, pero es innegable que en los manuscritos de los corresponsales de guerra aliados, no se las menciona.

Quizás mañana alguien descubra sus nombres de todas ellas que lucharon en 1880 y podamos rendir mejor tributo.

Mujer pareña, en este presente te hacemos justicia rescatando la historia, ya que  como escribió el historiador Daniel Ballivián, sin las “rabonas” no era pensable la defensa de la patria.

Si pues, estas fueron las mujeres de los hoy también héroes desconocidos, de los agricultores a quienes asistieron, en algunos casos heridos, en otros casos muertos para luego trasladarlos al Panteón de Para. De allí la denominación de “rabonas”.

Nosotros no somos partidarios de la denominación “rabonas”, debido a que constituye un término despectivo, humillante y discriminatorio con el cual algunos historiadores quisieron tipificar a estas heroicas damas.

IMPORTANCIA DE LA CONVOCATORIA A LA COLUMNA FUTURO

En 1880, nuestros hermanos, padres, abuelos, etc. ofrendaron sus vidas en defensa de esta tierra llamada Tacna, estamos seguros que lo hicieron con sentimientos encontrados, de saber que la patria los llama y de saber que irían a una muerte segura, de tener que despedirse de sus esposas, de sus hijos, ese solo hecho es heroísmo. Ellos encontraron consuelo en su valor y el coraje de sus propias familias ya que sabían que eran pocos, y que los pertrechos eran escasos, pero ante la fuerza bruta del invasor a ellos les sobraba valentía, eso es una lección, una enseñanza que nos dejaron y la escribieron con sangre para que no los olvidemos.

Así como en el siglo XIX, específicamente en 1880, don Pedro Alejandrino Del Solar convocó, así como don Samuel Alcázar formó y dirigió a valientes agricultores que no tenían instrucción militar,  nosotros desde el 2008, en el inicio del siglo XXI, tratamos de emular este hecho convocando a los jóvenes, para que ellos en un futuro construyan una patria más libre sin mezquindades, sin traiciones asumiendo el reto y el desafío de enfrentar los problemas con las herramientas que tenemos y que no digan “les faltó para justificar cualquier derrota.


DON SAMUEL ALCÁZAR VALDIVIA (1831-1880)

Dejar de mencionar la calidad humana, moral y patriótica, de este indiscutible tacneño, sería menoscabar   su   prestigio y nombre. Como muchos peruanos, dejaron de lado a su esposa e hijos, y padres cuando la nación, su pueblo, más los necesitaba, otros oficiales estaban impregnados en sus cargos por influencia de quienes ostentaban el poder del estado, a ellos pizca les importaban los resultados de las campañas que el Perú libraba en contra el invasor, sobre todo, en el sur.

Nació en Ilabaya en 1831 hijo de don Pablo Alcázar natural de Tacna y de doña Narcisa Valdivia
  natural  del  valle  de Ilabaya. Realizó sus primeros estudios en la ciudad de Tacna. Posteriormente, desde joven, prosiguió la carrera militar en Lima graduándose luego   de algunos años como Sub-Teniente. Posteriormente, con el grado de capitán, en el año de 1865 se retiró para protestar contra el tratado Vivanco-Pareja, el mismo que era lesivo para los intereses del Perú.

A raíz de este hecho se dirige hacia Arequipa para unirse a las fuerzas  que preparaba el Coronel Mariano Ignacio Prado. En la sublevación de 1867 participó en la toma de la ciudad de Lima combatiendo al General Pedro Diez Canseco, en Arequipa, a quien venció y asistió en la rendición de esta ciudad.

Alrededor de 1869 se retira a su ciudad natal para dedicarse, a tareas agropecuarias y comerciales. Después de un quinquenio, apartado de la vida militar, se casó con doña María Santos Litardo con quien tuvo tres hijos, entre ellos; Daniel Alejandro (1873), Toribio (1875), y Juan de la Cruz (1879).

El 5 de abril de 1879, Chile le declara la guerra al Perú, y desde su tierra natal, este militar retirado, deja a su esposa y a sus menores hijos,  y se alistó para brindar sus servicios a la patria, participando en la campaña de Tarapacá.

Luego de la retirada hacia Arica y Tacna, nuevamente formó a un contingente de milicias denominado “Columna   Agricultores de Para”. Este valiente Teniente Coronel murió defendiendo   a su patria el 26 de mayo de 1880, cayendo junto a su brava columna.

La participación de este valiente ilabayeño quedo patentizada en sendos documentos escritos por personajes importantes de la época; El primero, firmado por el prefecto Pedro Alejandrino del Solar que a continuación describe en un parte oficial:

“COMANDANTE GENERAL DE LAS FUERZAS ARMADAS DE TACNA”
28 de Mayo de 1880.
“...Colocada en la reserva movilizable ésta división, formada por jóvenes tacneños y agricultores, cerca de 1000 plazas, estrechado el combate, se sostuvo con toda energía y firmeza pues luchábamos con fuerzas superiores.

El comandante Napoleón Vidal cae gravemente herido, así como el capitán Rosendo Barrios, el capitán Samuel Alcázar que comandaba la Columna de los campesinos de Tacna cae muerto al frente de su columna, el coronel Rosas y el mayor Federico Mazuelos dan prueba de gran valor y serenidad.

El pueblo de Tacna, representado en la batalla por su juventud de todas las clases sociales, ha dado pruebas de patriotismo y que sobres sus vidas está el honor del país, sacrificándose por la patria”

El segundo documento está firmado por el mismísimo Montero, desde Tarata, en el cual hace una descripción de la terrible batalla, de la supremacía numérica del enemigo y por último, elogia la valentía de altos mandos caídos, entre ellos al Teniente coronel Samuel Alcázar y su columna,…la columna de Para.

“PARTE QUE EL CONTRAALMIRANTE MONTERO DIRIGE AL SECRETARIO DE GUERRA SOBRE LA BATALLA DE TACNA”
Tarata, 29 de Mayo de 1880
Señor secretario de guerra:
“...El desgraciado resultado del combate del 26 no se debe a la mala calidad de nuestras tropas sino al excesivo número de los enemigos. Tan cierto es que el ejército peruano ha luchado con bizarría que de los doce batallones que tenía bajo mis órdenes han muerto 6 primeros jefes y un comandante general cuyos nombres guardara con orgullo la historia. El coronel d. Jacinto Mendoza que comandaba la cuarta división, los coroneles Barriga Fajardo, Luna; Los  tenientes coroneles Maclean, Llosa y el comandante d. Samuel Alcázar, que mandaban respectivamente los batallones Huascar, Cazadores del Rimac, Cazadores del Misti, Arica, Zepita y la Columna de Para, han luchado con heroísmo superior a todo encomio...

L. MONTERO

En uno de los legajos existentes en el Archivo Regional de Tacna se ha encontrado un documento de contrato de arrendamiento, en el cual, ante el escribano correspondiente se consigna su    ocupación de militar, en este valiosísimo documento se puede leer lo siguiente: “En Tacna, a mayo diez de
1871, ante mí, el Escribano Público de Hacienda y testigos que suscriben por una parte don Samuel Alcázar de profesión militar, y don Francisco Soto, ambos de esta vecindad, casados mayores de 35 años(…).

Luego de casi un mes de haber permanecido sus restos en el campo de batalla, el veintiséis de junio de 1880 recién es enterrado su cuerpo, Dice la margen de su partida de defunción: Samuel Alcázar, Muerto en Combate el 26 de mayo de
1880...

Luego de casi un mes de haber permanecido sus restos en el campo de batalla, el veintiséis de junio de 1880 recién es enterrado su cuerpo, Dice la margen de su partida de defunción: Samuel Alcázar, Muerto en Combate el 26 de mayo de
1880...

Es importantísimo hacer conocer que el seis de julio de 1890, a las cuatro y treinta de la tarde, 33 ataúdes fueron trasladados a la iglesia San Ramón, entre estos restos, se encontraba el ataúd del teniente coronel Samuel Alcázar Valdivia, cuenta la historia que antes de salir del panteón, los párrocos Federico Otamendi y Marcelino Albarracín, pronunciaron inspiradas piezas oratorias. El cortejo fue apoteósico ya que la totalidad del pueblo de Tacna acompañó con enfervorizado sentimiento patriótico, los féretros fueron trasladados en hombros de la Sociedad de Artesanos. En la iglesia, permanecieron por un lapso de dos días, ya que el ocho de julio de 1890 fueron llevados al puerto de Arica y de ahí a Lima a la Cripta de los Héroes.

Samuel Alcázar ofrendó su vida al mando de la Columna de Agricultores de Para, quienes cayeron heroicamente, y hoy son los héroes olvidados o desconocidos que Tacna tiene la obligación de recordar y emular.

El 22 de septiembre de 1903, se registra la expedición de la cédula de montepío a la Sra. María Santos Litardo, viuda del sargento mayor Samuel Alcázar, muerto en el Campo de la Alianza. Este documento es valiosísimo  debido a que representa un reconocimiento tácito de que Samuel Alcázar Valdivia fue y es un héroe nacional.


COLUMNA AGRICULTORES DE PARA

La Columna Agricultores de Para fue un contingente de hombres comprendidos entre adolescentes y personas adultas hasta mayores de 50 años, quienes, en su mayoría eran    trabajadores de la hacienda de Para, otros eran de los alrededores del   pago  Aymará,   del pago Silpay, miembros de familias  cuyos apellidos aún existen, como por ejemplo: Ayca Alférez, Vilca, Ale, Avendaño, Solano, Roque, Quea, Ramos, Mamani y otros. La comandancia de estos agricultores, quienes fueron parte de un grupo de reserva, fue otorgada a don Samuel Alcázar Valdivia, un oficial del ejército peruano, quien con sus  49  años a cuestas, semanas antes de la batalla del Campo de la Alianza, sé encargo de instruirlos y a la postre, dirigirlos militarmente.

La “Columna Agricultores de  Para”, como fuerza de reserva formaba parte del cuerpo de Infantería del ejército aliado. Esta columna estuvo compuesta de 200 hombres aproximadamente. Ellos estaban armados, con los fusiles Peabody, Chassespost, Rémington, asimismo portaban   consigo hachas cortas, machetes, palos  punzantes  de Molle  o Chalso, materiales que les sirvieron para pelear en la lucha cuerpo a cuerpo.

La ubicación de este contingente fue el ala derecha cuyo jefe era el almirante Montero y a cuya cabeza   estaba   Narciso Campero, general en jefe del Ejército Unido del Sur del Perú, quien un día antes fue proclamado presidente de Bolivia.

La participación de este cuerpo de combate de Para fue importante y trascendental para el  apoyo a  las fuerzas del ala izquierda comandada por el coronel Eleodoro Camacho de   Bolivia. En vista   que por este flanco el enemigo concentró la mayor parte de sus fuerzas, en forma oblicua, siendo una resistencia a sangre y fuego, pero que, por la superioridad numérica de los enemigos, finalmente, cientos de hombres murieron en la contienda, junto a ellos el heroico comandante Samuel Alcázar Valdivia.


LOS NACIONALES DE TACNA

La confrontación era inminente, además se conocía la superioridad numérica de las fuerzas enemigas  en no menos de 20 mil efectivos  y la inferioridad de las fuerzas aliadas  en aproximadamente 9 mil.

El Contralmirante  peruano Lizardo Montero vio por conveniente recurrir a fuerzas civiles, las misma que había convocado desde Tarapacá, Arica, así como de Tacna, de ésta última, convocó a diversos sectores.

En tal circunstancia fue nombrado prefecto de Tacna Don Pedro Alejandrino del Solar Gabans y este a su vez convoca a la fuerza de reserva  y debido al desprendimiento de los pobladores, en corto tiempo conforma los Nacionales de Tacna.


La división los Nacionales de Tacna estuvo conformado  por 750 hombres de la Columna de Gendarmes, 60 de la Columna de Guardias Civiles, 50 lanceros de la Escuela de Gendarmes de Tacna, 43 tiradores de los Gendarmes   de Tarapacá   y 400   ciudadanos voluntarios de Tacna, al frente de los cuales se hizo presente en el Campo de la Alianza para presentar batalla a los invasores.

PARA ANTES DE LA INVASIÓN

Los agricultores de Para, en su mayoría eran indígenas y mestizos haciendo un total aproximado de 300 habitantes, quienes conformaron una población de tipo rural. Los mismos que irrigaban las pampas de Para Grande con las aguas del rio Caramolle, el cual la mayor parte del año permanecía seco, siendo su mayor afluencia hídrica en los meses de enero a marzo.

La palabra Para proviene de la voz Aymara Phara, que significa “seco”, suelo con grietas, piel de viejo, porque se arruga. Se denomina así porque allí se acumulaba la greda amarillenta como consecuencia del constante residuo que traía el río Caplina en épocas de lluvia.

Por otro lado existe  una leyenda que explica el origen del nombre de Para, y que fue investigada por estudiantes de la Escuela Mixta de Para en el año de
1951. Hechas la conclusiones de éstas, resulta que por Para transitaban en los tiempos de la conquista española, un grupo de soldados que iban de paso al corregimiento de Arica y al llegar al sitio denominado “La Pascana” (existen los restos), situado al pie del pueblo, uno de los jefes españoles gritó:¡Para!
¡Para! Y desde entonces tomó este lugar el nombre de Para.

En la época de los incas y antes de ella, este pueblo comprendía varios Ayllus, hoy desaparecidos: como el  Chassapalla,  Ichu y Kinchay, dependientes del Cacique Urinsayas o Abajeños.

Apenas llegan los españoles al valle de Tacana se percataron que aquí existía un potentado indio natural, quien era dueño de la gran hacienda de Para, se referían a  Diego Caqui,   quien   al   testamentar  y  luego fallecer en el año
1558 deja como herederos a Diego Ara y Pedro Ara, lo que provocó una decadencia agrícola, abandonándose los Ayllus de este sector. Posteriormente, en la época del virrey Conde de Superonda, con una nueva reglamentación de aguas, se canjearon estas tierras por las que pertenecían al cacique Coque, hijo del cacique Istaca, en Tocuco. Desde entonces se inicia el latifundismo, en el valle, adjudicándose al cacique una gran extensión de tierras.


Proclamada la independencia del Perú, las tierras del Latifundio de Para, se convirtieron en una gran Hacienda, que se conservaba hasta la década de lo 50, dividida en dos fundos: Para Grande y Para Chico, las mismas que pertenecían hasta 1825 al cacique Toribio Ara. Luego la hacienda fue entregada a sus hijos José Rosa Ara y María Concepción Ara.

Posteriormente, a partir de 1860 fueron dueños los Forero hasta el año 1920, y después son propietarios los Morris.

A.  Actividades y costumbres
La mayoría de los pobladores se dedican a la agricultura que les proporciona los medios necesarios de vida pero debido a la poca cultura de estos hombres y a sus costumbres arraigadas, propias de la raza, no satisfacen ni sus necesidades primordiales; como ser una vivienda higiénica, una buena alimentación, y una vida sana, viven en casuchas de barro y caña, sin condiciones higiénicas óptimas, generalmente constan de un solo cuarto, la misma que sirve para toda la familia. El piso de esta casa lo constituye el propio suelo del terreno, donde tienden sus cueros para dormir y arman sus camas.

Su alimentación lo constituye el maíz, papa, ají, charqui, zapallo, camotes, grasas, algunas verduras y frutas.

La vida diaria laboriosa y monótona del poblador de Para consiste en que la mayoría de los días, apenas llegada la noche, se entregan cansados al sueño reparador, para levantarse luego muy de madrugada a labrar la tierra y cumplir sus tareas diarias. Estas formas de vida los convierten en seres de carácter retraído, desconfiado y huraño, sobre todo con los extraños, pero cono los suyos son francos y se cuidan las cosas mutuamente. El pareño es activo y se da tiempo para realizar tareas en otras chacras; tales como la de regador, peón agrícola, etc., buscándose así otras fuentes de ingresos. En el caso de la mujer, ellas llevaban hortalizas a la Recova de la ciudad.

B.  FIESTAS COSTUMBRISTAS
En este pueblo se celebran especialmente fiestas religiosas, principalmente la fiesta de la Cruz del 3 de mayo, la fiesta de la Purísima Concepción de la Virgen María del 8 de diciembre y la del Señor de los Milagros.

Estas fiestas son muy concurridas por los pobladores. No faltando los bailes y comparsas de morenos, con vestimentas propias   de las costumbres del puerto de Arica y luego traídas a Tacna. Éstas son amenizadas por las bandas regionales, compuestas de instrumentos fabricados, en muchos casos, por ellos mismos, y que consisten en: bombo, tambores, quenas, flautas, zampoñas, etc.

También recordaban el día de Todos los Santos, arreglando “la mesas”, que consisten en presentar las comidas que le gustaban al difunto de la casa. Éstas son generalmente: el chupe, el arroz amarillo de gallina, el picante, las humitas, dulces amasados con harina de maíz, cancha, mote, etc. y como bebida, la chicha.